¡Pero si el cabrón es tan antipático!

Me gustaría contarle, lector, de mis nuevos romances, del libro que estoy *así* de publicar, de la lectura de poemas (mía autoría) que se hizo en una cantina del centro, de mi nuevo y glamoroso corte de pelo, de las zapatillas moradas ma-ra-vi-llo-sas que me compré apenitas ayer, del embarazo de tres meses que me cargo, y de la casita en Coyoacán que estoy a punto de adquirir con la herencia que me dejó mi abuelo paterno, y claro, con el resultado de trabajo arduo y sudor en la frente.

Pero ando pachiche y no estoy para andar inventado tarugadas.




Por lo menos no perderé la casa y el carro, de los que con tanto esfuerzo me hice.
Prrrrtttrrr.