Mi culpa es por no entenderle al arte contemporáneo o de cómo Lucía Rivadeneyra lo puede explicar mejor que yo
Intelectual
La dejó porque su manos nunca habían cargado una novela porque sus piernas jamás siguieron el camino de un cuento porque su boca no tuvo sabor a poemas y porque hacía teatro al aire libre donde la conoció.
El encanto está en la otredad, y quien no lo entiende, es un pusilánime que merece salir por la puerta para no volver.
ResponderBorrarCaso contrario, hay hombrecillos destartalados que hacen esto:
http://youtu.be/95J6BSK7CDw