domingo, abril 20, 2008

Yo quería comprarme una casa

Bancomer me engañó. Me hizo creer que mi vida podía ser maravillosa con su comercialucho ése donde salen unos jóvenes trabajadores dueños de un flamante loft en el centro gracias al crédito hipotecario "tu primer crédito hipotecario Bancomer".


Claro, a mí también se me sale el zapato cuando estoy danto de tumbos ridículamente ansiosos por la oficina. Es un síntoma de la juventud, aparentemente en éxtasis perene. Hasta se agarran las manitas. Pinches putos.

Resulta pues que con el miserable sueldo que gano y las miserables prospectivas de mi futuro no puedo aspirar más que a un miserable departamentitito de 35 metros cuadrados en Cuemanco. Y así no puede ser. El hacinamiento en lugares pequeños provoca la inflamción de las glándulas suprarrenales (comprobado por Edward T. Hall). No quiero vivir sola y no quiero las glándulas suprarrenales hinchadas.
Para poder tener de menos uno de esos loft que promociona muy chic la cosa el puto comercial tendría que pedir un crédito a 45 años. Pero no dan créditos a 45 años.
Soy una muchachita precavida, paranoica y maternal. Esa clase de mujeres no pagan renta; se compran casas y luego viven ahí con sus gatos hasta que alguien las encuentra en estado de descomposición.

viernes, abril 11, 2008

Insomnio

Me puse tapones en los oídos para no escuchar el ruido de la calle. Los latidos son un escándalo. La acústica de mi cuerpo es impecable.