miércoles, diciembre 16, 2009

Hace frío y yo tan flaca

Eso ya no es del todo cierto. Los años empiezan a cobrarme la factura, y aquello de lo que me sentía segura, tan segura, me desconoce y me deja unas lonjas (longas) crecientes en la espalda baja.
La verdad sí me asusta, ausente lector. Pensé que el metabolismo, ése que parecía tan trabajador, tan apurado, tan ocupado, y que ahora se dio a la pereza, sería mi amigo toda la vida.
El cuento del cuerpo en engorda viene porque tengo que pensar en una lista de 50 discos, los mejores de la década. Y entonces caigo en la cuenta de que han pasado 10 años. Los primeros –mis primeros– 10 años de vida completamente consciente. Antes todo fue un propedéutico aburrido que cursé con desnutrición y anemia, cabeceando de tanto en tanto.

¿Le parezco exagerada, friolento lector?

Déjese de eso y ayúdeme a pensar en esos 50 discos de la década. Mi problema es que mis discos de la década son de todos los años. Soy unarománticasinremedio. ¿Ya lo notó?

¿Qué cree, aburrido lector? Que ya tengo el twitter y eso. La verdad es que no me sale. Me pone insegura y me dan sudores y espamos por no saber qué escribir y con qué frecuencia. Todo fuera como este blog resignado y mandilón. Ay, es que aquí se respira a encerrado.