Contaba hace varios meses, en uno de esos intentos flojos por revivir el blog, que andaba yo padeciendo a la modernidad como cualquier hijo de vecino: con una enfermedad emocional.
Yo, que consideraba de gente pudiente buscarse tiempo para encontrarse a sí misma y esas mamadas, me descubrí perdidísima en una angustia laberíntica y boscosa.
Pos total que siempre sí necesitaba encontrarme a mí misma y que siempre sí era propensa a padecer esas cosas que mis abuelos ni pelaban porque no tenían tiempo.
Y todo bien, porque como buena hija de madre trabajadora, que a su vez es hija de padre campesino y terco, fui educada para aguantar, aguantar y aguantar. Y aguanté.
Además de a la Berenice cuerda, anduve buscando muchas cosas más que me ayudaran a encontrarla, y encontré esto, mientras leía chismes amororos del rock noventero:
Yo, que consideraba de gente pudiente buscarse tiempo para encontrarse a sí misma y esas mamadas, me descubrí perdidísima en una angustia laberíntica y boscosa.
Pos total que siempre sí necesitaba encontrarme a mí misma y que siempre sí era propensa a padecer esas cosas que mis abuelos ni pelaban porque no tenían tiempo.
Y todo bien, porque como buena hija de madre trabajadora, que a su vez es hija de padre campesino y terco, fui educada para aguantar, aguantar y aguantar. Y aguanté.
Además de a la Berenice cuerda, anduve buscando muchas cosas más que me ayudaran a encontrarla, y encontré esto, mientras leía chismes amororos del rock noventero:
"Yeah, it almost seems like
your twenties is about having everything you ever thought was true
proved wrong. And I think that's why so many people kill themselves at
27. You just can't take any more of finding out how wrong you were! And
then, by the time you reach your early thirties, you find out that it
doesn't really matter, because it all keeps going on and what you think
about it is not really that important. It's just a matter of trying to
make some sense of the small things. Stop trying to control everything
and let it happen. Also, your ambitions change, become less to do with
trophies, I think."
La cita no es de algún libro de Nick Hornby ni cerca; es de una entrevista que le hicieron a Justine Frischmann, la de Elástica, la que anduvo con Damon Albarn. Y pues me tranquilizó, tanto como me tranquilizó la resignación de Melancolía (¿ya la vio, nuevecito lector? Es una película maravillosa).
Pero no crea, pesimista lector, que soy una optimista. Engordé un chingo, porque así es la enfermadad. Y todo mal.
7 comentarios:
Bienvenida al club.
Oye, eso de "No lloren por mí..." es de los Simpson ¿verdad? cuando Bernie hace un corto.
Saludos, Berenice, qué bueno tenerte de vuelta.
Samantha
Al momento de hacer este comentario tomo un intermedio de Melancolía. Porque me ganó el sueño.
Yo también era un triste, luego adopté a Pedro, un gato. Tengo tres días de ser su gatopadre y ya me siento mejor persona, pese a no lograr ser la promesa de periodismo que me dije iba a ser.
También soy del club de la enfermedad del s. xxi, una que nuestros abuelos habrían curado con un zape y alcohol. O tal vez no.
Parte de mi terapia incluye la catarsis a través de un blog. Sirve, y es mejor mientras no tengas esa presión de escribir con constancia. Al principio escribe cuando te lleguen las ideas. Luego puedes hacerlo un ejercicio constante, diario. Si quieres.
Hay más como nosotros allá afuera. Esa generación nacida en los 80 nació en una crisis financiera y salió a trabajar en medio de otra. Nuestros papás nos dieron "lo que ellos no tuvieron" y, al menos en mi caso, me hizo flojo. Nunca preparado para la derrota –constante– en la vida.
Somos varios. Suficientes como para que sea un club de ayuda anónimo o algo.
Ahora lo entiendo todo, nosotras no morimos a las 27 porque nos tocará la muerte lenta y cruel, con sobrepeso, insomnio y locura.
Y como nos faltó ser pudientes de adolescentes (y no es que lo seamos ahora), queremos vivir a nuestros casi 30 ese estilo de vida.
Somos como el viejo de 70 que se compra el convertible rojo que siempre quiso a las 20.
Así la vida.
Amo a tu gato Palíndromo de México.
Que bueno que regresaste! Siempre he sido bien fan de tu blog! :)
Me uno al club... /:
Wow, no tenía idea de que ella hubiera dicho eso. Estoy por cumplir 25 y me identifico totalmente con esa sensación.
En lo único que difiero es sobre Melancholia, que nomás no amarró. La fotografía está chingonsísima, eso sí, pero siento que la historia como que no hace click. Igual debería volver a verla.
Saludos, Niche.
Y NO ESTÁS GORDA.
"Engordé un chingo, porque así es la enfermaldad".
Publicar un comentario