miércoles, enero 22, 2014

Prosopagnosia inversa o de cómo parece que siempre estoy fuera de foco


Lo confirmé cuando el barbón ese me dijo que tenía la impresión de conocerme pero no sabía de dónde. Yo recordaba bien su beso insípido, el olor de su barba y hasta las tontas descripciones de sus tatuajes. Yo tengo buena memoria, olvidadizo lector.

Ni siquiera me sentí humillada, porque nadie puede avergonzarse de una condición médica. Padezco prosopagnosia, esa enfermedad que impide reconocer rostros, pero en mi caso es inversa: es mi rostro el impedido para el reconocimiento, o algo así.

Es como si tuviera el aura miope, como si me moviera envuelta en el vapor de un sauna, como si estuviera siempre entre ventanales empañados y sólo pudiera verse desde afuera una silueta menuda con peluca grande.

Ya antes había convivido con incontables "no te reconocí", "no te había visto", "¿eras tú?", y sin saber de mi condición me había sentido indignada por la grosería de mis interlocutores. Pero qué culpa tenían ellos de reaccionar naturalmente ante la extraña versión de mi padecimiento.








2 comentarios:

Sofía Téllez dijo...

A lo mejor produces cataratas espontáneas.

Malakatonche dijo...

Mas bien: tienes síndrome de Silence -> http://youtu.be/F0e1NhF-uG4