jueves, noviembre 17, 2005

¿Por qué nadie me dijo que el post de abajo tiene tantas faltas ortográficas?

Seguro por esa clase de cosas en el imaginario colectivo de mi generación se me recuerda tan sólo como una mala adjunta, cosa imposible de comprobar porque jamás di una clase a alguno de mis compañeros.

Verá, mi pena viene de un correo "chismógrafo" donde a manera de concurso se determina a la más prestona, al más "ñoño", a la más cotizada, a LA PEOR ADJUNTA... de la generación. Yo estoy en esta última terna.

Al cabo que qué me importa, siempre se me hicieron re nacos y re aburridos.

Lo que más me ofende es que Las Chicks (en su conjunto) no figuren en ninguna categoría, nomás esparcidas. Tamara va por la más cotizada y la más fashion, igual que Pau.

Y sí, ¿por qué chingados nadie me dijo que el post de abajo tiene tantas faltas ortográficas? Ahora no sólo me siento como personaje de relleno de una serie gringa, sino profundamente avergonzada... no, no es cierto.

Yo quería ser Brenda o Valerie, pero resulta que sólo soy una de esas que aparecía en dos o tres capítulos y se daba besitos con Brandon. Chale.

domingo, noviembre 06, 2005

Yo quiero ser Angélica María

La emblématica Ciudad Universitaria fue locación de emblemáticas pelícuclas sensenteras donde un Valentín Trjillo patilludo y flaquísimo se dedicaba a embarazar a virginales e ingénuas muchchitas yeye, y a perder las becas estudiantiles que tan carísimo centro de estudio le otorgaba.


Entonces decidí estudiar en la UNAM y bailar a gogo, y sí he de pecar de patriotera, hasta le voy (nomás tantito) a los Pumas, pero lo muy muy: lentejuelas, minifaldas y peinados elevados.

miércoles, noviembre 02, 2005

No son nopales, son chayotes

Y no porque tengan espinas van a ser lo mismo.
Uno es más flaco que el otro. Uno es baboso y el otro jugoso. Uno es verde bandera y el otro verde pasto. Cómo se parecen.

Ahhh, extraño a mis narratarios.







Ni se crea. Confundí deliberadamente el chayote que se comía Tamara con un nopal, después de gritar con emoción "¡qué bonitas papayas!" con respecto a un par de calabazas tumbadas por ahí.