lunes, agosto 21, 2006

Actriz de reparto o del porqué jamás se haría una película sobre mí


Son muchas las que deambulan por ahí rellenando historias, anécdotas, fiestas, discusiones y telenovelas.
Son la amiga de, la ex novia de, la concida de; en fin, los papeles secundarios que hacen montón en los momentos emocionantes y que si corren con suerte, tal vez un capítulo, una escena, una página completa, sea dedicada a ellas, pero no más.
De perfil medio, siempre sufren de amores y desprecios y resignadas se van por ahí a acurrucarse en los brazos de cualquier secundario, que como ellas, no da una.
Son buenas y agraciadas. Nunca lo suficiente para levantar pasiones abrumadas, amoríos revoltosos, insomnios y desvividas de adolescente enamorado. Sólo besitos tibios, manoseos fugaces, miradas borrachas.
Son la enamorada del amigo, la incondicional de Luismi; la buenaondanohaypedo, la alivianda que acepta sin gesto de congoja el acostón casual.
Son la hermana adoptada, bondadosa y maternal, pero esteril; guapetona pero no bonita, sabrosa pero celulítica, lista pero pobre y nunca tan pobre como para merecer que un ricachón la saque de pobre.
Son la que por ninguna razón saldrá en una foto con exceso de belleza, y si resulta con suerte de aparecer destellando cachitos de gracia, algo habrá que desvíe la atención de la imagen: un mal encuadre, una mancha, un borracho atravesado con suéter de rombitos y caguama en mano.





Pero no crea, acongojado lector, que es razón para deprimirse. ¡Vivan las actrices de reparto!, que a falta de gracias y enamorados y ante la pinche selección natural, que a huevo las saca del mapa biológico de la tierra, han aprendido a sobrevivir con garritas cínicas y de paso permiten la supervivencia de los esos protagonistas, suertudotes los cabrones.

La pura clavadez. Es la bronquitis. Urge un broncodilatador.

martes, agosto 15, 2006

22, the death of all the romance

Hoy la melcocha está ardida (otra vez). El pinche equis regreso de la narradora a su blog.


La noche del fatídico 12 de agosto del 2006. La noche del último gran reven de las Chicks... que terminó en tragedia.

No hubo sangre ni heridos, sólo se me murió un narratario, metafóricamente, pero en persona. Se fue con toda su humanidad disfrazada de maniquí de suburbia a valer verga por ahí, enojado por una burrada. Sin mirarme, sin compasión, sin "entender razones", sin escuchar disculpas, se fue, a valer verga por ahí.

Yo me quedé, con mi hermoso vestido de bolitas y el pelo enmarañado, llorando y batiéndome los pómulos de rimel, mientras las mujeres trataban de consolarme sin entender bien mi padecer. Pobrecita que lo ama tanto y lo siente perdido. Pero nel, nada de amor, nomás orgullo herido, fatiga de tantos años, y perplejidad ante la huida iracunda de mi platónico de tiempo largo, que tanto trabajo me había costado hacerlo el conocido cordial, el ligue, el amante. Y así, se fue haciendo rabieta y echándome a perder la fiesta en toda extensión de la palabra, a valer verga por ahí, porque nadie más, en toda su vida, le pensará con tanto fervor y benevolencia como yo le he pensado. Pobrecito.

Nos dejó sin fiesta a hora temparana. Se fue con la música y los invitados sin previo aviso.

¡Es mi fiesta y lloro si quiero!




Como he dicho antes, los 22 no me sientan bien. Pronto llegarán los 23, y entonces... me vengaré.





O sea, no de verdad. Nomás escuche la canción pues.