domingo, enero 28, 2007

Llanta de refacción

En la cajuela, para cuando se ofrezca.










martes, enero 23, 2007

Ni modo que no

Pus sí. Estudié periodismo enamorada de la posibilidad.

En clase siempre fui estrellita aunque no tuviera buenas calificaciones y habrán más de dos maestros que me recuerdan con todo y apellido.

Que haya descubierto a la hora de la hora que no era tan lo mío es otro pedo, pero la mera verdad, corriendo el riesgo de rayar en la cursilería obvia y en la ñoñez gratuita, si dije "va va va" cuando llené la solicitud de carrera por pase reglamentario fue gracias a unos libritos que me encandilaron.

Pus sí, yo también pensé que sería emocionantísimo ser enviado de guerra (que no corresponsal, eso es otra cosa, no sean nacos, hablen bien) y cubrir con heroísmo y ni una pizca de lucidez los putazos de aquí y allá. Y hasta lloré con las lecturas de testimonios bien llegadores de cómo ser reportero en medio de revoluciones y chingadazos.

Y pus sí, yo también me fui alocada a la salitita del Instituto de Investigaciones Sociales a tratar de verle la cara mientras decía cosas sabias, y también fui de las que no escuchó nada por que la sala y todo el instituto estaba hasta su madre porque todo mundo quería un autógrafo de ese señor.

Se murió Ryszard Kapuściński, y no me da pena decir que yo era su fan y que sus lecturas me hicieron vivir un tórrido romance platónico con mi triste profesión. Pus qué, soy periodista ¿no?

viernes, enero 19, 2007

Dulce de canela

Hoy no quiero saber agrio.



























¡Viene Muse el 12 de abril!

sábado, enero 13, 2007

Odio a Carl Palmer

Y me siento muy acá porque es un asunto personal, entre él (la celebridad) y yo (Staff).

lunes, enero 08, 2007

Conclusión

La fiebre de las conclusiones y los propósitos anuales se me pasó de largo. Me dejó la tradicional bronquitis de fin-principio de año, de la cual me libré en 2005-2006 porque andaba muy enamorada.
Ni siquiera puedo quejarme de mi suerte. Ya lo sabe, añejo lector, que es muy mío eso de andar broncodilatada con las manos sudadas y las flemas al aire. Puro romanticismo.
Y será el despiste o la envidia, pero yo no me quedo atrás con eso de los recuentos y las esperanzas, sobre todo si este blog, desde su principio velado y perdido por ahí (ese principio tan azotado y no mamadas que borré por un azote del que ya ni me acuerdo), que a usted, nuevísimo lector, ya no le tocó porque acaba de llegar atraído por los chismes o las malas recomendaciones (no se deje engañar, que no le tomen el pelo. El blog éste no tiene ni dibujitos), ha sido recuento cursísimo de otras cursísimas desesperanzas. Plaff.
Al grano pues.
La narradora se independizó de narratarios.
Uno se esfumó derepente en algún mes del 2005 ó 2006. Cayó presa de la propia sentencia que coreaba burdamente un "no eres nadie importante" en alguna de sus canciones. Músico pues, se fue a tocarle las fantasías a quien sabe donde, en quien sabe a quien. A otro blog, seguro, donde se le añore como cuando a mis 15, ó 16, ó 17, ó 18, ó 19, ó 20, ó 21.
El otro le despeinó los pelitos a la autora. Le hico leer un sólo libro en un sólo año y no le permitió llegar al final. Le dejó la piel mordisqueada, la vista nublada y los bronquios dilatados, para variar. Tanta fue la intromisión que la narradora le perdió la pista. La autora se convirtió en la prima y ahora se van a beber cervezas y refrescos de manzana a la Policlínica en la Plaza de Santo Domingo (pinche copiona).
Y ya se alargó mucho. Y ya me voy a dormir. Pero antes me tomo mi antibiótico sin recubrimiento dulzón. Es que soy mártir y yo tomo medicamento genérico que amarga como la chingada.