jueves, abril 27, 2006

Descontexto

Ajeno.

Fernando del Paso en Palinuro de México


En fin, dirán también, quizás, que tu vida fue una obsesión constante con la muerte y con las palabras, con el sexo, con la cultura, con la fama. Con la muerte, porque en realidad le tenías miedo no tanto a ella como a la vida. Con las palabras, no tanto porque no pudieras decir con ellas lo que deseabas, sino porque ellas decían de ti lo que no querías decir. Con el sexo, porque en el fondo lo despreciabas. Con la cultura, porque la falta de confianza en tu imaginación te obligó a tratar de suplirla acumulando conocimientos y datos eruditos. Con la fama, porque te odiabas a ti mismo y necesitabas del aprecio de los demás. Y por eso (dirán) fracasó siempre con más ruido del estrictamente necesario. Quiso ser Dédalo (dirán) y se despeñó, como Ícaro, en el abismo de su infancia. Y en fin (dirán), fue un pobre diablo enfermizo, un títere con sangre de jarabe que se pasó la vida, tu vida, de los homeópatas a los proctólogos a los fisioterapeutas a los psiquiatras y que no tuvo nunca -no tuviste- ni dinero ni amor, pero a cambio de ello tuviste muchas deudas y pocos amigos, jamás fuiste al cine a ver ... o el ..., y por lo tanto, jodido y pobre, sin escuderos triunfales que te ofrecieran un puente de plata o una cuenta en el banco, te pasaste la vida, tu vida, chupando los alambres del telégrafo.

jueves, abril 20, 2006

Debut y despedida

Le cuento, indignado lector, que hoy esta reporterita incipiente publicó una notota en la primera plana de una confusa sección de cierto periódico de la vida nacional.
Cuando vio su notota se puso recontenta (hasta unas lagrimitas derramó), y así de contenta llegó a su trabajo.

Poco le duró el gusto a la mujercita de senos pequeños.

Al llegar al flamante trabajo se enteró que hacía más de una hora debía estar en el ajusco cubriendo otro aburrido evento sobre quién sabe qué cosa... pero no fue informada de ello.

Chin, se le fue la nota.

Y así fue como la carrera de esta reporterita llegó a su fin. Llena de penas e insultos se fue a su casita a seguir sacándose los mocos.

Tan tan.



miércoles, abril 19, 2006

Nomás ve tantita sangre y se desmaya

Quién sabe de dónde le vino tanta "pasión", pero a la hora de hora, pura llamarada de petate.

lunes, abril 17, 2006

Ayuda de la comunidad

Tengo 22 años y sigo sacándome los mocos.

lunes, abril 10, 2006

No mame, estoy emputadamente contenta

(Los "golpes de la vida" me han quitado como 30 kilos de soberbia. Quién me viera tan modosita).

Ya tengo trabajo sin fecha de caducidad, con todo y prestaciones, aguinaldo y sus etcéteras. No es un trabajo glamoroso, no es un trabajo bien remunerado, no soy reportera.

Pero trabajo en un periódico y eso me pone emputadamente contenta.

Y usted dirá, "pero cómo que no es reportera si se la ha pasado alardeando en este insípido blog sobre sus cualidades reporteriles y que sus chicharrones son los que truenan".

Y yo le contesto con temple y orgullo: "ya mero, ya mero; además, es más honroso empezar desde abajo... COMO LOS GRANDES".

Ajúa.

sábado, abril 01, 2006

Si aplicamos "el que se jacta de su ignorancia" como definición de naco, podremos hacer del uso de la palabra un uso políticamente correcto

Nótese que la autora expele ira



Esta noche fui presa de una inverosímil situación: un brabucón junto con otros muchos dejaron caer sus -unitecos- golpes sobre otro (el único amigo no familiar de mi novio) quesque para defender el honor "de las nalgas de su vieja" (advierta las comillas porque señalan definitivamente una cita textual, no lo dije yo).

Uno para todos y todos contra uno, con todo y botellazo en la cabeza y la obvia justificación: "se lo merecía porque se metió con las nalgas de su vieja" (y así lo matemos, somos hombres o payasos, es completa y absolutamente justificable romperle la madre entre todos).

¿Y cuál fue el agravio? Que el pobre y apuestísimo golpeado amigo del amable y calmadísimo Osiel, andaba tambaleándose de borracho mientras departía agusto y tránquilo con mi novio. Por el tambaleo rozó accidentalemente (YO LO VI CON LOS OJOS NEGROS Y SALTONES QUE LA GÉNETICA ME DIO) las nalgas de la mujerzuela (1. f. Mujer de poca estimación.)*, morenaza portadora de mechas güeras -como dios manda que sean las muy pendejas-. Esta pobre, futura mamacita víctima de violencia intrafamiliar, pronta y astuta fue con el testoríneo de su novio para tener sus minutos de protagonismo mujeril (ay, es re bonito que se pelien por una) y acusó.

Usted dirá, "pero si eso es cosa de todos los días".

Tal vez, sobre todo si se es un magnífico ejemplar de ignorancia y fanfarronería estudiante de la UNITEC que tiene por novia a lo mismo pero con chichis y nalgas abultadas que hay que defender porque son "las nalgas de su vieja" .

Pero yo, con toda mi finura y sapiencia y ternura y bondad, no estoy acostumbrada a tamañas pendejadas, y ultimadamente, yo puedo defenderme las nalgas, y las chichis, y las piernas, simpre y cuando no me pongan una pistola en la cabeza.

Lamentablemente el digno de lástima (y hasta de ternura, porque su infinita estupidez llegaba a sacar unas cuantas lagrimitas) tocaba la guitarra en el CONJUNTO MUSICAL donde la autora cantaba.

Ya no hay banda para Berencie, pero qué importa, con esa gentuza (1. f. despect. La gente más despreciable de la plebe.)**, Berenice no se lleva.


* Real Academia Española © Todos los derechos reservados
** Real Academia Española © Todos los derechos reservados



Apartado sumamente mamón lleno de intolerancia que va dirigido exclusivamente al narratario temporal y sus compinches, pero como el narratario temporal es un pendejo y no va a saber que es el narratio, avísenele por favor que es el narratario.

Y entonces me gritó el ofendido hombre:

"Déjate de sarcasmos de Ciencias Políticas" (y es que los sarcasmos de la UNITEC CAMPUS COYOACÁN son más chidos).

Y la causante de todo (tenía que ser viejaaaaaaaa)... esa clase de mujeres provoca que otras, con sanas intenciones políticas y sociales, se tornen misóginas recalcitrantes enojadas con la vida por pertencer a un género donde deben chillar por la defensa de sus nalgas.


¿Tú también vas a irte asustado a Guadalajara como tu cuñado, o tu infinita putería se quedó nomás detrás de la puerta de la casa de Miguel?