Y sí, estoy en cólico, el cólico inmenso que me vino después de meses y meses de amenorrea verbal (¡Ohhhh!).
Y le voy a explicar el silencio, o mejor no, porque el silencio se lo explico cada que los estrógenos me recuerdan que usted, desconocido lector, puede seguir por ahí esperando a que yo tenga una ocurrencia, y hoy quiero parecer original.
Fíjese que me compré una cama grande y un tapete peludo y un sofá horroroso y una tele que la pagaré a destajo.
Fíjese que me fui a vivir a una colonia bonita (porque lo resentida social no se quita con lo años), y me bañé con agua fría cuando se acabó el gas, y maté a los amosquitos que me picaron en la madrugada, y corrí a los colados que no se querían ir de mi fiesta, y le abrí la puerta al novio a las 4 de la mañana.
Fíjese que he visto muchas prostitutas en Insurgentes y que todos los días paso por el edifico donde viví el primer mes de mi vida.