miércoles, septiembre 28, 2005

Capítulo Dos

Hagamos de cuenta que aquí hay una gran, gran elipsis muy gráfica y mamona que es representada por páginas y páginas en blanco.

Quería decir algo, pero ( ).


domingo, septiembre 18, 2005

SIGO esperando la cassssualidad mássss grande mi vida...

...porque ya estoy hasta el pito de casualidatitas pendejorras que nomás me sacan suspiritos y retortijones.
¿A qué se debe esta profundísima reflexión? Nomás, hay "cosas" que no se me olvidan, inquilinas no gratas que revolotean torpes sobre mi cabeza cual mariposona negra que pura desgracias traerá.
Pa' pronto me pongo nostáligica y como ya no quiero más nostalgias:

Vendo boleto para ver a Weezer el 21 de septiembre en el Palacio de los Deportes, $450. Interesados dejen su correo aquí con una muy buena razón para que yo se los venda.

Pus no, ya no quiero ir al concierto de Weezer nomás para acordarme, lo que si quiero es recordar otros episodios que incluyen a los amigos que casi no veo:
Cory, te acuerdas cuando escuchábamos una y otra vez a Pinback (did I forget, that I said to you that I'll be there... ¿así iba?), te acuerdas que cuando vimos fotos de ellos parecían bien pochos. Cory, cuando estés en Suecia me compras el disco de Dungen.
Mario, nunca te dije "manito" y sé que no te hubiera gustado que lo hiciera, pero, manito, ¿por qué te cortaste el pelo, manito? ¿Cuando te veo pa' darte tu regalo?

Bueno ya, no más nostalgias. Pinches nostaligias, pinches nostalgias, pinches nostalgias. Shu, shu, fuera pinche mariposona negra. MA-RI-PO-SO-NA-NE-GRA, así tenías que ser. Güevosputo.

*La mariposona negra no es del todo metáfora, sigue en mi casa revoloteando por ahí. De día casi no la vemos, pero en punto de las 20:30 sale a asustarnos y a querer pegarse en nuestras frentes. Pau me recomendó un gato o que la saque a escobazos, pero ¿de dónde saco un gato... o una escoba?*

sábado, septiembre 17, 2005

N.R.D.A.

Fue incómodo tener por inquiliana a una mariposona negra, de ésas que miden como 10 centímetros y vuelan torpemente.

Ahora espero la desgracia. Que no sea, que nosea.

sábado, septiembre 10, 2005

configuarción cósmica para LOOOOOSEEEEERSSS o de cómo conseguir un apreciadísimo boleto de Interpol con el corazón arrugadito (uno, no el boleto)

*Pido respeto para los implicados en este relato. Discreción, muuucha discreción.*

Resulta que hace muchos años yo fijé con tinta indeleble mis ojos en un muchachón de ojos bonitos. Y me pasó como a la tía Daniela de Angeles Mastretta, me enamoré como se namoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota, y...

Lo quiso convencida de que Dios puede andar entre mortales, entregada hasta las uñas a los deseos y ocurrencias de un tipo que nunca llegó para quedarse y jamás entendió uno solo de todos los poemas que Daniela quiso leerle para explicar su amor.
Un día, así como había llegado, se fue sin despedir siquiera. Y no hubo entonces en la redonda inteligencia de la tía Daniela un solo atisbo capaz de entender qué había pasado. (Sí, ya sé que me estoy refriteando a mí misma cosas publicadas en el blog pasado, pero es que estos dos párrafor ME ENCANTAN)

Y entonces después de leer y releer este cuento, y de sentirme basurita, y de que me diera bronquitis tras bronquitis, decidí aventar mi calzón al aire, y Osiel, bien buena gente, lo recogió.

¿Pero qué tiene que ver todo esto con Interpol? Se preguntará usted.

Ah, pus nada especial, sólo que un chico que nació un 2 de septiembre de 1983 (justo mi fecha de nacimiento) me vendió el boleto para el concienrto maravilloso del 22 de septiembre (para celebrar mis 22 años recién cumplidos).

¿Pero qué tiene que ver todo esto con el mal de amores, la Mastretta y Kabah?

Ahh, pus que el nacido el 2 de septiembre debería leer a la Mastretta, porque la hermanita de aquel muchachón de ojos bonitos que me dejó cual basurita chiflando en la loma (no sé por qué chiflando y tampoco sé por qué precisamente en una loma, pero la expresión es muy bella) es justo la mujer que le ha dejado el corazón arrugadito.

El cosmos se acomodó para crear al mismo tiempo a dos pobres que sufrieran por esos hermanillos.

Essstoy esssperando la cassssualidad másssss grande de mi vida, aunque ésta, por lo menos (Ja ¡por lo menos!) me llevará a ver a Interpol.


miércoles, septiembre 07, 2005

Ya soy una mujercita

Ahora que tengo 22 años he decidido integrarme a las normas sociales, a ver si consigo marido o de perdis un amante intrépido y sexy que me saque a pasear.

Ya tengo televisor, dvd y microondas. Próximamente tendré televisión de paga, refrigerador y licuadora, y entonces sí, nadie podrá conmigo.

*Además cambié mis principios feministoides de ninfómana-casi-virgen-pero-promiscua-en-potencia-ylachingada, por una alaciadora de pelo. Así que cada que la uso me convierto en chica de lacio perfecto (sólo me falta el zapato de punta picuda, los rayos güeros y decirle "bebé" a Osiel para ser la chica de tus sueños. Sí, de los tuyos).

martes, septiembre 06, 2005

¡Ella puede leer!, ¡ella puede leer!, ¡ella puede leer! ¡Ella es mala!

Para la segunda canción yo ya no tenía un mechón de pelo (el cual había alaciado perfectamente gracias a mi nueva plancha alaciadora de cabello) y estaba a punto de morir con el cuello roto porque unos grandulones me encajaban los codos ahí.
Pus sí, me perdí Slow Hands, todas las energías las ocupé en sobrevivir.
Y luego todo fue bello. Me fui muy atrás, donde estaban los que pagaron un boleto para oír algo que poco les interesaba... o la prensa, y me puse a bailar solita, y a cantar solita, y a cerrar los ojos solita, y a agitar mis pelos enredados solita. Y todo fue muy bello.
Pero.
Terminó el concierto y jamás tocaron Obstacle 2 y Stella was a..., y de verdad me dieron ganas de llorar (y ahora que lo pienso qué clavada y qué pena con usted, lector, pero pus ya ni modo, sí me dieron ganas de llorar).
Pero.
Qué lástima que no tengo boleto para el de... hoy. Ojalá regresen.
Qué buena banda, en contra de lo que otros presumidos opinen.

jueves, septiembre 01, 2005

Reminiscencias





Una montaña de trastes sucios es suficiente para recordar algo verdaderamente importante, pero no sé qué.

Ah, claro... lavarlos.











En unos días un uno cambiará por un dos, lo que es suficiente para recordar algo verdaderemente importante, pero no sé qué.