Oficialmente estoy deseperada

Podría hacerse con mi historia un bonito comercial de CONALEP: una pobre universitaria que busca y busca chamba aquí y allá se da cuenta de que si hubiera estudiado una carrera técnica ya estaría bien empleada.

Hace una semana hice semejante examen de información cultural en reconocido periódico nacional. La cagué como sólo se caga pocas veces en la vida: ruidosa, apestosa, dolorosa, bochornosamente. Memorable.

Contesté como la tercera parte de toda la información especifísima que se me pedía, confundí a Fernando Benítez con Paco Ignacio Taibo I, olvidé el Francisco de Toledo, entre otras monadas que prefiero enterrar en las cavernas de mi inconsciente.

En otro periódico ni me dejaron entrar. Un guardia "recibió" mi currículum en la zona donde usted firma, deja una identificación con fotografía y le dan un gafete de visitante.

Necesito un taxi o una olla de tamales.

Resignificación (post medio encriptado)

No eres tú... es sólo el pretexto, que tuviera cara fue mera casualidad.




Sufro de trastornos obsesivo-compulsivos que necesito vaciar en ciertas manías. La culpa de todo la tiene mi padre, la pornografía y la literatura barata. Necesito Prozac o Paxil para nivelar a la Serotonina que se pone pendeja cada tres meses.

Y se calma, y se pasa y se olvida, por 2, 3, 45 días, 75, 135 días.


Afortunadamente la cara del (mío) hombre es universal.

¿Alguien conoce a un cirujano plástico barato?

Los últimos acontecimientos (como la renuncia inesperada de una bella "actriz" y el conocimiento del verdadero padre gringo de una gran amiga) me han hecho ponderar las verdaderas importancias de mi vida:

Debo hacerme una cirugía estética en la nariz.


Mi padre, cuya nariz parece chile relleno, me heredó por nariz (según Osiel) medio chile relleno. No se vale, así no juego.

Qué hubiera dado yo por que mi progenitor tuviera una nariz afilada con huesito y no cartílago en la punta.


Estoy decidida, no me importa el escarnio ni el repudio; no me importa ser rechazada por sucumbir ante las tentaciones frívolas posmodernas (que ni sé si sean, ya me lo aclararán los letrados); no me importa quedar amoratada por dos semanas y que luego se enchueque el tabique raspado; me operaré la nariz.





En cuanto ahorre lo suficiente y no me duela el codo por hacer una inversión tan inútil.

Rencor justificado (vamos a golpear a la perra maldita)

He tratado de reprimir el repudio para que no se confunda con envidia.

Basta.

Declaro mi manifiesto maniqueo contra las bonitas pendejas novias de rockstarillos pop venidos a menos.

Para más detalles del porqué de mi furia puede consultar a Plaqueta, mujer bonita bonita que no es nada pendeja y es novia de un no rockstar surf. Gracias a Dios su madre la puso a estudiar en una escuelita de lámina y no en el Colegio Madrid. Qué monstruo chairo y rubio tendríamos ahora en su lugar.