Achacosos, temerosos y frustrosos se han vuelto nuestros relatos, acordamos Paulina y yo en una amorosa llamada telefónica.
Y es que si usted, lector, reciente lector, hubiera conocido la primera melcocha barata, ahora mismo compartiría la idea de que la narradora era digna de un protagónico de serie aolescentesca agringada, o ya de perdis, novela de Televisa horario juvenil.
Bueno, no tanto así, nomás se la pasaba bien, re bien, requete bien.
Entonces, la narradora andaba como por los 17 años mentales, 20 vividos y pesaba como 50 kilos.
Será la contaminación, el sol, el dolor de cabeza, pero los 22 años no me sientan bien.
5 comentarios:
Es que 22 no es un buen numero, pero vamos, ¡anímate!, a los 25 es cuando ya definitivamente se pone bien /cara animada/... creo /cara confundida/... espero /cara desesperanzada/... bu.
La primavera conmigo tuvo prisa. A mis 22 soy una ñora aburrida.
perese a los 24, la cosa se pone buenabuena. Lastima que dure tan poquito, chales.
Pues ya que todos dicen mentiras de manera tan convincente te diré que cuando cumplas veintitrés todo estará entre azul y buenas noches.
Y pensar que los 'veintes' son de las mejores épocas de nuestra vida según los señores canosos o las ñoras menopaúsicas, ándale pues...
Estamos en el siglo XXI: ahora está de moda ponerse buenísima a los 30, cuando te alcanza el éxito profesional y puedes convertirte en diosa del sexo a tus anchas y sin pagar las consecuencias de tus imp´´udicas acciones.
Se me ocurre a mi, se me ocurre a mi.
Publicar un comentario