Y le dejo el cansancio para otro relato, uno que salga de una noche de dormir largo con la fase MOR despatarrada en mis sábanas mugrosas.
Las várices me atacan y sólo tengo 23. Debe ser por este maldormir, por este malcomer, por este malcoger y por este malvivir, que, sin miedo a la rechifla, le adjudico al trabajo.
Y conste que le hablo de mis várices nomás porque ya se hartó del cuentito de Alón. Tan monón que está. Pero le dejo, agustísimo lector, la promesa de que las várices tendrán un lugar muy justo en este blog, junto a las estrías, las patas de gallo y las chichis caídas.
9 comentarios:
pffffff
afortunadamente, las cláusulas fundacionales del grupo por un país mejor incluyen la apreciable "por un país libre de várices".
pronto, pronto.
No sé por qué, pero en las morenas como tú, las várices me parecen excitantes al momento del sexo. Llámame loco, pero eso de ver de reojo marcas en las piernas... en fin, dejo de imaginarte así... por hoy.
Dice un amigo que las mujeres antes de los 25 tienen, grande o pequeño, todo en su lugar. Estoy de acuerdo con él, y viéndote, creo que estás dentro del rango.
Así que disfruta ese cuerpesito para que le puedas sacar provecho.
He dicho.
no te sientas solito, pequeño post.
Varices (La venganza), estrias (despierta pasiones), patas de gallo (bien puestas) y chichis caidas (¡sublimes!). Berenice (sexxxyyyyy!)
Un día estarás viejita, o peor aún, muerta... Entonces sí que estarás fea.
Si te vemos con los ojos del Principito, ni las várices se notan, no te preocupes.
Pinche generación toda defectuosa: las mujeres le incluímos las várices, las estrías y la celulitis. Chale.
¿Cómo que a malcojer? Muy mal
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